viernes, 18 de mayo de 2012

LOS HECHOS SON SAGRADOS, LAS OPINIONES SON LIBRES


"Los hechos son sagrados, las opiniones son libres". Este concepto, enseñado en todas las universidades del mundo, conserva su espléndida vigencia. El acceso irrestricto a los hechos y a las opiniones define la calidad de la libertad de prensa. Ella, a su vez, es una condición de la calidad de la democracia. Para garantizarlas, el Estado argentino ha suscripto:


La Declaración Universalde los Derechos del Hombre (art. 19)
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 19)
La Convención Interamericanade Derechos Humanos (art. 13)



Más aún, el Decreto 1172/2003 firmado por Néstor Kirchner ordenó a todo funcionario público  “permitir el acceso a la información en el momento en que le sea solicitada o proveerla en un plazo no mayor de diez días”. El gobierno, sin embargo, incumple por sistema todos y cada uno de  los compromisos asumidos.


Los periodistas tenemos crecientes dificultades para acceder a la información. Esto ocurre a nivel nacional, provincial y comunal. A la distorsión de las estadísticas, se suma la decisión oficial de bloquear la información acerca de los actos de gobierno, eliminando sitios institucionales  que la contenían o haciendo desaparecer de ellos datos que ya habían estado disponibles. Un ejemplo claro es el de los informes dela Sindicatura Generaldela Nación(SIGEN), que por el art. 11 del decreto del PEN 11702/3 ya no figuran on line y a los que sólo se puede acceder tras presentación personal bajo número de documento. Esos informes, se subraya, son propiedad de cualquier ciudadano y no del gobierno.


La información parcial, sesgada o ausente es un problema para las mujeres y hombres de prensa, pero sobre todo para la ciudadanía, obligada a  juzgar hechos que sólo conoce parcialmente.


Maquiavelo, que conocía el alma del poder y hablaba como un periodista, sostenía: “Todos nuestros príncipes tienen un propósito y puesto que nos es imposible conocer sus secretos, nos vemos obligados a inferirlos de las palabras y los actos que ejecutan y en parte a imaginarlo”. El gobierno ha llevado ese secretismo hasta la exasperación, pero se enardece cuando intentamos indagar en aquello que nos impide saber.


La idea de libertad de prensa es parte de la modernidad, que liquidó los privilegios de nacimiento y  postuló la defensa de los derechos sociales para los sectores oprimidos. Es hija de la democracia y vino a reparar la asfixia  y las inequidades del absolutismo. Defenderla no es bregar por  las ventajas de unos  pocos sino velar por la necesidad de las mayorías. 


En nuestro primer documento, respaldado por casi 150 periodistas, hicimos foco en la ausencia de conferencias de prensa; esto es, la negativa de los funcionarios de gobierno a rendir cuenta de sus actos, un  aspecto sustancial del acceso a la información. Hoy reclamamos la plena vigencia de todas las normas que garantizan el derecho del pueblo a saber de qué se trata.


Firman el documento los siguientes periodistas:


Hugo Alconada Mon 


Alejandro Alfie


Claudio Aliscioni


Nuria Am


Norberto Angeletti


Carlos Ares


Alberto Armendáriz


Ricardo Alberto Arrúa


Marina Artusa


Eduardo Aulicino


Jorge Aulicino


María Laura Avignolo


Mariano Alonso Balmendia


Mónica Baumgratz


Ana Barón


Rodolfo Barros


Osvaldo Bazán


Gustavo Bazzan


Juan Bedoian


Federico Bedrune


Alejandro Bianchi       


Martín Bidegaray


Marcelo Bonelli


Julio Blanck


Javier Blanco


Guido Braslavsky


Fernando Bravo


Carlos Burgueño


Ricardo Cámara


Marcelo Cantelmi


Marcelo Cantón


José Alberto Capdevila


Laura Capriata


Nelson Castro


Luis Ceriotto


Laura Corvalán


José Crettaz


Walter Curia


Claudio Oscar D´Alessando


Sergio Danishewsky


Flavia dela Fuente


José Antonio Díaz


Martín Di Natale


Roberto Di Sandro


Luis Domenianni


Federico Domenianni


Miguel Angel Efeyan


Rafael Elidelmar


Georgina Elustondo


Florencia Etcheves


Javier Febré


Daniel Fernández Canedo


Jorge Fernández Díaz


Marco Fernández Leyes


Silvia Fesquet


Carlos Gabetta


Pablo Gaggero


Pablo Gagliano


Alejandra Gallo


Héctor Gambini


Andrés Gauffin


Walter Giannoni


Nacho Girón


Bernardo Goncalvez Borrega


Florencia Grieco


María José Grillo


Carlos Guyot


Silvina Heguy


Ernesto Jackson


Claudio Jacquelin


Daniel Juri


Ricardo Kirschbaum


Jorge Lanata


Juan Agustín Landaburu


Facundo Landivar


Lilian Lanzieri


Abigail Lasalle


Román Lejtman


Alfredo Leuco


Gabriel Levinas


Daniel Leyba


Josefina Licitra


Enrique Llamas de Madariaga


Rodrigo Lloret


Matías Longoni


José Ignacio López


Paula Lugones


Luis Majul


Sergio Manaut


Silvina Márquez


Silvia Mercado


Leonardo Mindez


Ignacio Miri


Federico Monjeau


Joaquín Morales Solá


Marcelo Moreno


Pablo Morosi


Daniel Muchnik


Oscar Muiño


Alberto Muney


Silvia Naishtat


Pedro Navarro


Gustavo Noriega


Mariano Obarrio


Alcadio Oña


Eugenio Paillet


Carlos Pagni


Marcelo Panozzo


Osvaldo Pepe


Silvia Pisani


Martín Pitton


María Elena Polack


Javier Porta Fouz


Rodolfo Pousá


Gerardo Puig


Quintín


Ceferino Reato


Ricardo Roa


Fernando Héctor Rubio 


Andrea Rodríguez


Paula Rodríguez


Analía Roffo


Gastón Roitberg


Jorge Rosales


Magdalena Ruiz Guiñazú


Carlos Sacchetto


Raquel San Martín


Christian Sánchez


Matilde Sánchez


Gonzalo Sánchez


Adrián Sánchez Berger


Silvio Santamarina


Daniel Santoro


Beatriz Sarlo


Judith Savloff


Claudio Savoia


Laura Serra


Sergio Serrichio


Gustavo Sierra


Pablo Sirven


Jorge Sluger


Jairo Straccia


Eduardo Tagliaferro


Eliana Toro


Jorge Urien Berri


Dolores Valle


Eduardo Van der Kooy


Daniel Vecchiarelli


Jorge Velázquez


Susana Viau


Sylvina Walger


Miguel Wiñazki


Nicolás Wiñazki


Gerardo Young


Juan Carlos Zapiola


Edi Zunino


Carlos Zeppa


* Hay colegas que respaldan este documento, pero no lo pueden firmar y pidieron mantener en reserva sus nombres, por pertenecer a medios públicos o paraoficiales